La base de los conocimientos geográficos inicia cuando nos preguntamos dónde ocurre tal fenómeno, además de considerar el porqué de tal localización. Es por ello que, para establecer la posición de cualquier fenómeno natural o social en la superficie terrestre, el hombre definió un conjunto de líneas, puntos, círculos y semicírculos imaginarios que le sirven de apoyo en ese propósito.
Recordemos que la forma geométrica para representar a nuestro planeta es la esfera, aunque sabemos que su forma es más compleja y específica. Es así como podemos considerar a los polos como los puntos fundamentales del sistema de referencia, o sea los extremos del eje de rotación, que son el norte y el sur.

Los otros elementos de referencia aparecen como líneas en los mapas, pero corresponden más bien a círculos y semicírculos que cortan la figura esférica de la Tierra. Los meridianos que son semicírculos máximos cuyos extremos coinciden con los polos. Nos indican la longitud angular a la que está un punto con respecto al meridiano de Greenwich. Si bien es cierto que un par de meridianos opuestos forman un círculo máximo, un meridiano es simplemente la mitad del círculo máximo.
Por otro lado están los círculos, que son perpendiculares al eje de rotación y los hay de dos tipos: un círculo máximo que divide a la esfera en dos partes iguales denominado ecuador y círculos menores que la dividen en partes desiguales denominados paralelos. Disminuyen de tamaño al acercarse a los polos y, como su nombre lo indica, son paralelos al ecuador.